Manuales de prevención ATEX

Proteja la salud y la seguridad de sus trabajadores

Un manual de prevención ATEX es esencial para establecer medidas claras y normalizadas que minimicen los riesgos en zonas con atmósferas explosivas. Esto incluye directrices para identificar sustancias inflamables, definir zonas de riesgo y aplicar procedimientos de seguridad adecuados.

Qué hacemos

Elaboramos el manual de prevención ATEX, garantizando los métodos de actuación y uso del espacio con potencial riesgo explosivo/inflamatorio.

Análisis completo de riesgos medioambientales y de explosión

Analizamos las actividades y sustancias que pueden dar lugar a la formación de atmósferas explosivas y zonas peligrosas.

Evaluación de los sistemas de protección

Comprobamos la calidad e idoneidad de los equipos y sistemas de protección en las zonas de riesgo.

Elaboración del Manual de Prevención ATEX

Definimos las medidas de prevención y protección aplicadas y por aplicar y elaboramos el manual.

Prevención ATEX

Elaboramos el manual ATEX adaptado a las condiciones de su entorno de trabajo.

¿Por qué es importante un Manual de Prevención ATEX?

Cumplimiento de la normativa

El manual garantiza el estricto cumplimiento de las normas de seguridad para entornos explosivos, teniendo en cuenta el sector y el lugar de trabajo.

Prevención y seguridad

El manual define las prácticas operativas seguras, el mantenimiento adecuado de los equipos y las medidas que deben tomarse en caso de incidentes.

Reducción de costes

Al establecer procedimientos preventivos y correctivos, se minimizan los costes relacionados con reparaciones, multas, procedimientos judiciales e interrupciones operativas.

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10 años

Experiencia sobre el terreno

800

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Proyectos realizados

647

Clientes satisfechos

¿Necesita ayuda para elaborar el manual ATEX?

Preguntas frecuentes

Según el Decreto-Ley nº 236/2003, de 30 de septiembre, una atmósfera ATEX, o atmósfera explosiva, es “una mezcla con aire, en condiciones atmosféricas, de sustancias inflamables en forma de gases, vapores, nieblas o polvos, en la que, tras la ignición, la combustión se propaga a toda la mezcla no quemada”.

Así, contrariamente a lo que sugiere la designación ATEX, las atmósferas explosivas no son sólo aquellas que en condiciones atmosféricas presentan un riesgo potencial de explosión en el sentido clásico del término, sino que son todos los entornos con características inflamables.

En general, para que una sustancia se clasifique como ATEX, debe ser inflamable o combustible. Esto por sí solo no basta, ya que debe cumplir varias condiciones más para formar una atmósfera explosiva (por ejemplo, en el caso de los líquidos inflamables, debe tener un punto de inflamación igual o inferior a la temperatura alcanzable en el lugar donde se encuentra la sustancia). Por lo tanto, para saber si una sustancia presente en un lugar determinado puede crear una atmósfera explosiva, es esencial conocer sus propiedades, describir su comportamiento y el peligro que representa. Entre las diversas características evaluadas, podemos destacar:

– Características de la sustancia;

– Temperatura de inflamación (líquidos);

– Límites de inflamabilidad/explosividad;

– Temperatura de autoignición;

– Concentración mínima de oxígeno;

– Energía mínima de ignición.

– Temperatura del lugar donde se encuentra la sustancia.

Así, por ejemplo, es posible que la misma sustancia se considere ATEX en una unidad en determinadas condiciones de proceso, pero no cuando se utiliza en otra unidad en la que nunca se alcanzará su temperatura de ignición.

La normativa principal es la siguiente:

  • Directiva 1994/9/CE (ATEX 100) – Directiva comercial centrada en la armonización de los requisitos de seguridad de los aparatos y sistemas de protección para uso en atmósferas explosivas;
  • Directiva 1999/92/CE (ATEX 137) – Directiva social centrada en la seguridad y la salud de los trabajadores expuestos a los riesgos derivados de atmósferas explosivas;
  • Decreto-Ley nº 236/2003, de 30 de septiembre – Transpone a la legislación nacional la Directiva nº 1999/92/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de diciembre, relativa a las disposiciones mínimas para la mejora de la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores expuestos a los riesgos derivados de atmósferas explosivas.

Dado que las sustancias/materiales inflamables o los polvos combustibles se utilizan en la mayoría de los sectores de actividad relacionados con las actividades/procesos de fabricación, puede decirse que la normativa ATEX se aplica directa o indirectamente (operaciones de limpieza, repostaje, pruebas de laboratorio, etc.) a prácticamente todas las ramas de actividad.

Ejemplos de actividades a las que se aplica la normativa ATEX:

    • Agricultura;
    • Vertederos;
    • Empresas de reciclaje;
    • Empresas de distribución de gas;
    • Industria alimentaria;
    • Industria farmacéutica;
    • Industrias químicas;
    • Industria de transformación de la madera;
    • Pintura;
    • Producción de electricidad;
    • Refinerías;
    • Tratamiento de aguas residuales.

El manual ATEX debe indicar:

  • Identificación y clasificación de las zonas peligrosas en función de las sustancias presentes;
  • Evaluación del riesgo de explosión;
  • Aplicación de medidas de protección contra posibles explosiones;
  • Selección de aparatos, equipos y sistemas para zonas clasificadas, de conformidad con los requisitos de la Directiva 1994/9/CE.

Investigar y dar a conocer las medidas preventivas mediante un manual de protección contra explosiones que identifique las situaciones peligrosas, evalúe los riesgos respectivos e indique las medidas preventivas que deben adoptarse para proteger la seguridad y la salud de los trabajadores que puedan estar expuestos a riesgos derivados de atmósferas explosivas en el lugar de trabajo.

El manual ATEX debe elaborarse antes del inicio de los trabajos y revisarse siempre que se produzcan cambios o modificaciones importantes en el lugar de trabajo, el equipo o la organización del trabajo.

Según el artículo 15 del Decreto-Ley 236/2003, de 30 de septiembre, el empresario debe proporcionar a los trabajadores que presten servicios en áreas en las que puedan producirse atmósferas explosivas una formación adecuada, aunque no establece qué se entiende por adecuada.

Así, la guía de buenas prácticas publicada para la aplicación de la Directiva 1999/92/CE indica que esta formación debe:

  • Anunciar y explicar las instrucciones de trabajo existentes.
  • Presentar los EPI que se van a utilizar;
  • Presentar y explicar las medidas de protección adoptadas por la organización;
  • Describir cómo trabajar con seguridad en zonas peligrosas;
  • Especifique las zonas del lugar de trabajo en las que existe riesgo de explosión;
  • Explicar cómo manejar los equipos de trabajo;
  • Explica cómo surge el riesgo de explosión;
  • Explicar el significado de las señales en las zonas peligrosas;
  • Indique los equipos que pueden utilizarse en zonas peligrosas.